25.2.17

Cambios en el Misal Romano


La tercera edición del nuevo Misal Romano para España, es decir, el misal litúrgico que se utiliza en las iglesias católicas, incorpora un pequeño pero importante cambio que conviene tener en cuenta y que, por su importancia, quiero comentar aquí. En él cambia una pequeña palabra, pero que realmente es bastante considerable, puesto que nos posiciona (tanto a los cristianos, como a los que no) ante el dilema de cómo afrontamos nuestra salvación y la consideración que le queramos dar. Así, aunque la salvación es para todo el mundo, y alcanza a todos, no todos la reciben de la misma forma, de hecho algunos la rechazan. Este rechazo trae consigo el alejamiento de los dones y de la opción salvífica del Salvador. Al ser una opción personal, uno puede, por su libre parecer, elegir seguir a Cristo o elegir alejarse de Él, o no creer, o creer en a saber qué otra cosa.

Como se puede leer en Deuteronomio 30:19, "al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, 20amando al Señor tu Dios, escuchando su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida".




Por su importancia, a continuación os incluyo la carta de la Delegación de Pastoral Litúrgica en donde se explica este cambio más pormenorizadamente:

A modo de catequesis antes del comienzo del uso de la nueva edición del Misal Romano

El próximo cuatro de marzo se comenzará a utilizar la tercera edición del Misal Romano para España; libro que contiene, en clave de oración, la fe de la Iglesia y que pertenece a todo el pueblo de Dios. Es un medio que se pone en nuestras manos para que pasemos de la fe profesada, a la fe celebrada y experimentada. Así podremos convertirnos en testigos de Cristo resucitado. Esta nueva traducción tiene como finalidad favorecer una mejor comprensión de lo que significa la entrega de Cristo en la cruz, de ahí el cambio que se hace en las palabras de la consagración del cáliz. Actualmente se dice: "Este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados". La nueva traducción dice: "Este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados".

¿Por qué este cambio? Para poder comprenderlo en toda su profundidad tenemos que recurrir a unos textos bíblicos que se encuentran en el libro del profeta Isaías, donde se dice que un siervo de Dios anunciará la salvación, será luz para todos los pueblos, y se ofrecerá a sí mismo a la muerte para salvar a todos y que, finalmente, será glorificado por Dios. Este siervo es Jesús y así lo describe el profeta: "Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos..., él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores" (Is. 53, 11-12). El mismo Cristo-Jesús resumirá su misión diciendo: "El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos" (Mt. 20,28; Mc 10,45).

Con esto se quiere decir que, aunque el Señor murió por todos y que nadie queda fuera de la salvación de Cristo, no todos aprovechan los frutos de esta salvación, puesto que algunos, de hecho, se cierran a ella y la rechazan. Frente al regalo de la salvación que Dios hace a los hombres, se encuentra nuestra libertad: la de acogerlo o rechazarlo. Santo Tomás de Aquino afirmará: "la Pasión de Cristo fue suficiente para todos y de su eficacia se aprovecharon muchos". El Catecismo Romano, promulgado por San Pío V en 1566 tras el Concilio de Trento, comenta que "con gran sabiduría obró [Nuestro Señor] no diciendo 'por todos', puesto que entonces solo hablaba de los frutos de su Pasión, la cual solo para los escogidos produce frutos de salvación".

El papa Benedicto XVI dirá: "La plegaria eucarística dice 'por muchos' por respeto a la Palabra de Jesús, para permanecer fiel a Él también en la Palabra". Esta nueva edición del Misal Romano viene a ser como un regalo que la Iglesia nos ofrece, para que vivamos el gozo de la fe y celebremos la salvación de Dios, realizada por Cristo por medio de su muerte, su sepultura, y su gloriosa resurrección.


| Redacción: Bianamaran.blogspot.com

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